viernes, 28 de marzo de 2008

Para contarles…

Llevo un tiempo largo, largo en el sentido de repetir el proceso una y otra vez, contándolas, mirándolas, observándolas, hablándoles, rodeándolas y hasta a veces estableciendo un contacto directo. Varias veces las lastime, ofendí, use…, pero lo olvidan y no le dan importancia.

Uno se deja confundir a veces por superficialidades que parecen provenir de muy profundo, engañándonos como tal veneno morboso, aunque creo que deben existir, así como la pacha posee sus volcanes, algo superficial en ellas que sea una fiel expresión de su interior, pero así como un volcán, me destruiría al mínimo contacto.

He contado tantas, que son mas las veces que he perdido la cuenta que la cantidad de ellas que conté, si, me perdí, en un vació eterno me perdí, al no tener una elección, me perdí. Ni un gusto, ni una atracción que perdure bajo ese manto frágil como las hojas que nos deja el otoño. Y me vi rodeado… de todas ellas, yendo y viniendo como si nada, mi presencia les era desconocida, de todas formas nunca conocieron a quien más se les acerco.

Fue en ese preciso vacío que entendí la única manera de poder llevarles la cuenta, de poder conocerlas, acercármeles y que me apreciaran, y era precisamente lograr ese vacío, hacerlas desaparecer, acabar con su ínfima existencia, eliminarlas de mi mundo. Y así fue, y será, mi mundo es ahora una mas de ellas, navegando sin rumbo por caminos que existen solo en la huella.

Pero… me es imposible, y tampoco quiero, no ver lo que yo veo, aunque se, que para contar las estrellas, hay que olvidarlas, y ser una de ellas.

Olvidar el recuerdo, el tiempo, el olvido, y no recordar que se puede olvidar, y asi recordar que el tiempo es un recuerdo...