domingo, 8 de noviembre de 2009

Querido amigo
¿como estás?
Primer pregunta que te hago, y mirá, es tan incierta...
Pero me gusta imaginar, que estás mucho mejor que acá, y que nos visitas seguido, aunque seamos tontos, y no lo notemos, perdón! es que a veces uno se niega a ver, o sentir.
Te escribo esta carta, porque hace mucho no se de vos, ¿y sabe que? se le extraña! pero entiendo, que las cosas se dieron así, y que por un largo tiempo seguirán. Leí una vez, que las palabras son puentes de ilusión, tendidos entres nuestros seres, por lo que, aquí me encuentro en esos puentes, que te llevan mis mas queridos saludos, que con tu viaje repentino no te pude dar.
El tiempo pasa como el viento, y toda la vida me sigue pareciendo ayer. Pero pasaron unas cuantas cosas que en algún momento te contaré con nuestras risas de por medio!
Tengo algunos planes, espero poder concretarlos! Viste que uno, sueña mucho, se llena de ideas, pero cuando se levanta el lunes se vuelve todo un lio, y las cosas se me superponen, viste que siempre me costó organizarme, ponerme prioridades, y esas cosas! Así somos cuando usamos espadas, en cambio vos, que manejaste las magias, siempre mantuviste tus cosas mas prolijas, te admiro por eso!
Hoy el día estuvo lindo, fue un día peronista! Estube paseando, y aproveché para sacar fotos para un trabajo, vi una escultura en un jardín, que me gustó mucho, era de muchos años y tenia una sonrrisa muy agradable.
Recien ví una película, en la que decían, que uno debe conocer el verdadero nombre de las cosas, para poder entenderlas y estar en armonia con ellas. Así que, espero encontrarle nombre a este sabor amargo, para poder estar en armonia con vos!
Querido amigo, mi carta es breve, pero habrán mas!
Se que leeras y te vas a poner contento, a mi me hizo bien escribirte.
Desde este efimero lugar de la vida, te mando un gran abrazo, como los que nos soliamos dar!
se te quiere y aprecia.


lunes, 2 de noviembre de 2009

Estas son las horas en que, con el cuerpo al hombro, uno empieza a dejarse caer.
Algunos dedos lastimados, las piernas hoy no corrieron.
Los dientes no comieron.
Las yemas de los dedos no acariciaron.
La música entró a los oidos, y salió por el resto del cuerpo, en forma de un suave movimiento que nos movió muy lentamente entre muchas piernas, torsos, brazos y caras.
Algo de amarga alegría que cambia drásticamente su mirar.
Sus ojos que ya no miran en mi.
Hay aire entre nuestros torsos, los pies se alejan.
Los brazos se estiran, se rozan tozcamente y se desenrriedan.
Demasiadas cosas componiendo algo tan poco simple.
En fin... que no hay nadie.