jueves, 21 de abril de 2011

Ese golpe que te dá, el aire cuando pasa de repente, es inesperado e inquietante.
Como cuando solíamos indagar tu piel, entre las sábanas y el frío; de aquel invierno que para nada extrañamos. Será por la distancia, mis palabras o el simple intento, que no fue mas que un tonto proyecto. De este último adjetivo, si que tengo mucho, como si lo tonto pudiera medirse, "es el que hace tonteras", fabricante de aparatos insignificantes, de basura y cables cortados, se preocupa por aprender a armar circuitos, con toda la electricidad que ya pasó por el.
Ha si, porque además su forma de vida no coincide con el molde, ese que la gente usa para saber quien le cae bien, con quien juntarse, y cosas por el estilo que utilizan para definirse.
Definitivamente, el no encajaba, iba y venia entre aproximaciones y parecidos, como esos neutros que vagan entre los complementarios de un cuadro impresionista.
Y la cabeza que le duele, y la mano derecha que también, porque no se imaginó que así de fácil se sentiría tan vulnerable y a la vez tan protegido, porque si, no lo jodan, que eso no es suerte.
Inventor quería ser de chico, y ya de grande quiere ser chico, se crió cuidando flores por comida. Ahora entre el y el mundo los puentes están cortados, el mismo puso las bombas.
De a ratos se pierde entre pixeles, las piernas se le acalambran, y al ver como el boceto de su escultura se desarma es que entiende que ala vida no hay que dejarle pasar eso, a menos que sea la intención de uno en la obra.
Cual perro mojado.

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