jueves, 26 de agosto de 2010

Que ganas de jugar a la rayuela en la vereda de casa.
De viejo, cuando me llegue la hora, quisiera volver a vivir mi infancia, aunque sea en la locura!
En una esquizofrenia salvaje de recuerdos y juegos...
Las noches de verano corriendo sapos, cazando luciérnagas en un frasco de mermelada, jugando a las escondidas hasta muy entrada la noche, quedarme dormido en la vereda...
Las chozas que armábamos en algún terreno baldío, esas tortillas que nos cocinábamos por ahí haciendo algún fueguito...
Esas tardes de sol y fútbol! de peleas y llantos, de abrazos reconciliadores.
Un día nos tirábamos cascotes y al otro día un abrazo y "feliz día del amigo!", todo se solucionaba tan fácil.
Toda esa infancia de conurbano, lo hermoso de estar lejos de la gran ciudad.
Los findes en el club, los partidos de la liga, los festejos de ganar un partido cada cuatro o cinco fechas!

Mi callesita de tierra y piedras, el agua sobre la vereda cuando se inunda, el frío jodido del invierno y el sol árido del verano, todo que vá, todo que viene, que cambia.
Como me gusta, caminar esta cuadra, lo disfruto TANTO!
El barrio donde uno creció, tiene ese que se yo, viste...

Mi querido tercer mundo... cuan agradecido te estoy!




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