Estas son las horas en que, con el cuerpo al hombro, uno empieza a dejarse caer.
Algunos dedos lastimados, las piernas hoy no corrieron.
Los dientes no comieron.
Las yemas de los dedos no acariciaron.
La música entró a los oidos, y salió por el resto del cuerpo, en forma de un suave movimiento que nos movió muy lentamente entre muchas piernas, torsos, brazos y caras.
Algo de amarga alegría que cambia drásticamente su mirar.
Sus ojos que ya no miran en mi.
Hay aire entre nuestros torsos, los pies se alejan.
Los brazos se estiran, se rozan tozcamente y se desenrriedan.
Demasiadas cosas componiendo algo tan poco simple.
En fin... que no hay nadie.
lunes, 2 de noviembre de 2009
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1 comentario:
me encanta como expresas los sentimientos que a veces parecen ser tan complicados pero cuando uno los ve desde otro lugar son tan pero tan sencillos...
Feliz 2010!
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